Historia de Grecia
Durante sus primeros años, desarrolló una de las más grandes civilizaciones de la Antigüedad, poseedora de una rica cultura.
Antigua Grecia
Período prehelénico
Desde el Paleolítico se atestigua la presencia del hombre en Grecia (3200 adC a 2000 adC), y en Asia Menor la asiánica.
Período prehelénico
Desde el Paleolítico se atestigua la presencia del hombre en Grecia (3200 adC a 2000 adC), y en Asia Menor la asiánica.
Pero fue en la isla de Creta donde se desarrolló la civilización más avanzada, la cretense o minoica. Durante su época de mayor esplendor (minoico medio, hacia 1950 adC a 1550 adC, se construyeron los palacios de Cnosos, Festos y Hagia Triada. Por otro lado, los aqueos o protohelenos se establecieron en la Argólide, donde construyeron las fortalezas de Tirinto y Micenas, de la que derivó el nombre micénica que se da a su elevada civilización, asimiladora de la cultura minoica. Hacia 1550 adC comenzó un apogeo a ambos lados del mar Egeo que culminó con la conquista de Creta y la expedición contra Troya
Edad Media griega
Hacia el siglo VIII adC empezaron a construirse las principales ciudades-estado griegas, al frente de las cuales había un rey con atribuciones militares y religiosas, que gobernaba asesorado por un consejo de ancianos. No obstante, en el seno de la sociedad griega de entonces, típicamente rural, surgieron los grandes terratenientes, descendientes de los más poderosos en la guerra, que se impusieron a los pequeños propietarios y sustituyeron la monarquía por el poder aristocrático. Desde entonces los consejeros y los magistrados fueron, de hecho, elegidos únicamente entre la alta nobleza.
La pobreza del suelo y el aumento demográfico obligaron a los griegos a lanzarse a la fundación de colonias en todo el ámbito del mar Mediterráneo, lo que determinó el nacimiento de un activo comercio y el desarrollo de una próspera industria en la metrópoli. A partir del siglo VII adC la actividad comercial e industrial, cada vez más importante, dio lugar a la aparición de una clase media deseosa de tomar parte en el gobierno de la ciudad. Mientras, la situación del pequeño campesino se vio doblemente agravada: por un lado le resultaba imposible competir con los productos agrícolas traídos de otros países por los comerciantes, y por otro, su debilidad económica le hacía entrar, cada vez con mayor dependencia, en la órbita de la nobleza. En estos momentos de agitación social y política surgieron en la mayoría de las ciudades griegas los legisladores y los tiranos, hombres de carácter enérgico, procedentes generalmente de la aristocracia, que se hicieron con el poder y gobernaron con el apoyo de la clase media y del pueblo, que veía en ellos a los ansiados reformadores sociales.
La pobreza del suelo y el aumento demográfico obligaron a los griegos a lanzarse a la fundación de colonias en todo el ámbito del mar Mediterráneo, lo que determinó el nacimiento de un activo comercio y el desarrollo de una próspera industria en la metrópoli. A partir del siglo VII adC la actividad comercial e industrial, cada vez más importante, dio lugar a la aparición de una clase media deseosa de tomar parte en el gobierno de la ciudad. Mientras, la situación del pequeño campesino se vio doblemente agravada: por un lado le resultaba imposible competir con los productos agrícolas traídos de otros países por los comerciantes, y por otro, su debilidad económica le hacía entrar, cada vez con mayor dependencia, en la órbita de la nobleza. En estos momentos de agitación social y política surgieron en la mayoría de las ciudades griegas los legisladores y los tiranos, hombres de carácter enérgico, procedentes generalmente de la aristocracia, que se hicieron con el poder y gobernaron con el apoyo de la clase media y del pueblo, que veía en ellos a los ansiados reformadores sociales.
La lucha por la libertad: democracia y guerra contra los persas
El intento de la aristocracia ateniense de recobrar el poder fracasó ante la oposición del pueblo y de la clase media, que implantaron la democracia (siglo VI adC), cuya economía se basaba en el trabajo de los esclavos y semilibres, privados de derechos políticos. Esparta, la otra ciudad-estado prepotente, mantuvo un régimen oligárquico y militarista, cuya hegemonía impuso en la Liga del Peloponeso (siglo VI adC). Hacia 540 adC, Persia conquistó las ciudades griegas de Asia Menor y se lanzó a la conquista de Grecia, pero las ciudades-estado, encabezadas por Atenas y Esparta, derrotaron a los persas en Maratón (490 adC), Salamina (480 adC) y Platea (479 adC), durante las Guerras Médicas.
Guerra del Peloponeso
Las negociaciones entre atenienses y espartanos no habían hecho más que aplazar unas hostilidades casi inevitables. Entretanto, todos los estados griegos vivían bajo la órbita de Atenas, que se les imponía por su poderío económico. En tales circunstancias, Esparta supo aprovechar el particularismo de los componentes de la Liga Ática, que deseaban librarse de las apetencias absorbentes de Atenas, y les incitó a la sublevación. El enfrentamiento armado entre Corinto, aliada de Esparta, y Corcira, confederada con Atenas, lanzó a ambas potencias a la lucha (433 adC).
Esparta contó a lo largo del conflicto con el apoyo del Partido Oligárquico ateniense, que veía en la guerra la forma de recuperar el poder. Por desgracia para Atenas, la peste, procedente de Asia, se cebó entonces en la ciudad, acabando con numerosos elementos del ejército, entre ellos al propio Pericles (429 adC). La lucha fue ya desde un principio desfavorable a Atenas, que vio derrotadas por los espartanos a las ciudades aliadas de Platea y Argos, así como su propio ejército en la batalla de Anfípolis (422 adC).
El siglo prealejandrino
Las ciudades griegas sometidas antes a Atenas vieron que la tiranía impuesta ahora por Esparta resultaba más dura. Por ello, en 403 a.C. estalló un alzamiento general, que derrocó el régimen de los Treinta Tiranos y restableció la democracia en Atenas. El movimiento antiespartano era capitaneado por Tebas, que contaba con el apoyo de Atenas, Argos y Corinto (Guerra de Corinto, 394 a.C. a 387 a.C.). Pese a que los aliados fueron derrotados en la batalla terrestre de Coronea (394 a.C.), la decisión estratégica de la lucha se solventó en el mar, donde aquéllos destruyeron la flota espartana en Cnido (394 a.C.). Esparta, que veía peligrar su hegemonía, pidió ayuda a los persas, y la intervención de éstos obligó a los aliados a aceptar la Paz de Antálcidas (386 a.C.). A consecuencia de esta paz, Persia se anexó las colonias griegas de Asia Menor y cerró a Atenas toda posibilidad de rehacer su antiguo Imperio marítimo, mientras que reconocía a Esparta su papel de rectora de la Liga del Peloponeso. De hecho, este tratado impuesto atestiguaba la debilidad política del mundo griego, que se sometía a las directrices persas.
Más tarde Esparta pretendió imponer gobiernos oligárquicos en diversos estados, lo que provocó un nuevo levantamiento de Tebas, que esta vez fue coronado con el éxito. Persia, a causa de sus problemas interiores, no pudo acudir en auxilio de los espartanos, los cuales fueron derrotados en Leuctra y, definitivamente, en Mantinea (362 a.C.).
Más tarde Esparta pretendió imponer gobiernos oligárquicos en diversos estados, lo que provocó un nuevo levantamiento de Tebas, que esta vez fue coronado con el éxito. Persia, a causa de sus problemas interiores, no pudo acudir en auxilio de los espartanos, los cuales fueron derrotados en Leuctra y, definitivamente, en Mantinea (362 a.C.).
Dominación macedónica y helenismo
El reino de Macedonia, situado al norte de Grecia, había permanecido durante siglos aislado políticamente de los restantes estados griegos, aunque muy influido culturalmente por éstos. A mediados del siglo IV adC el agotamiento y división de los griegos proporcionó a Macedonia la oportunidad para intervenir e imponer su hegemonía sobre la Hélade. Ello fue obra de Filipo II (hacia 382 adC a 336 adC), quien, tras derrotar a los griegos en la batalla de Queronea (338 adC), les forzó a agruparse bajo su caudillaje en la Liga Corintia.
El hijo y sucesor de Filipo II, Alejandro, antes de partir para la conquista de Persia, tuvo que reprimir una sublevación de Tebas y Atenas y dejar al mando de Antípatro un ejército lo bastante fuerte para sofocar los alzamientos que pudieran producirse en su ausencia. Después de la muerte de Alejandro, Atenas intentó recuperar la independencia; al movimiento de liberación se adhirieron numerosas ciudades de la Grecia central, del Peloponeso y de Tesalia, pero fueron derrotadas por Antípatro en Cranón (322 adC). Los territorios del Imperio de Alejandro se fragmentaron en varios estados, entre ellos el de Macedonia, que siguió manteniendo su hegemonía sobre Grecia. Los griegos no cesaron en sus intentos de sacudirse del yugo macedónico; a este fin se organizaron las Ligas Etolias y Aquea, que libraron a Atenas de la tutela macedónica. No obstante, las dos Ligas se debilitaron progresivamente a causa de sus guerras y luchas sociales interiores.
El hijo y sucesor de Filipo II, Alejandro, antes de partir para la conquista de Persia, tuvo que reprimir una sublevación de Tebas y Atenas y dejar al mando de Antípatro un ejército lo bastante fuerte para sofocar los alzamientos que pudieran producirse en su ausencia. Después de la muerte de Alejandro, Atenas intentó recuperar la independencia; al movimiento de liberación se adhirieron numerosas ciudades de la Grecia central, del Peloponeso y de Tesalia, pero fueron derrotadas por Antípatro en Cranón (322 adC). Los territorios del Imperio de Alejandro se fragmentaron en varios estados, entre ellos el de Macedonia, que siguió manteniendo su hegemonía sobre Grecia. Los griegos no cesaron en sus intentos de sacudirse del yugo macedónico; a este fin se organizaron las Ligas Etolias y Aquea, que libraron a Atenas de la tutela macedónica. No obstante, las dos Ligas se debilitaron progresivamente a causa de sus guerras y luchas sociales interiores.
Dominación romana
Desde mediados del siglo II adC Grecia se convirtió, de hecho, en un protectorado romano, y la mayoría de las ciudades griegas pagaron tributo a Roma. En 88 adC, con el apoyo de Mitrídates, rey del Ponto, los griegos se sublevaron contra Roma, pero el levantamiento fracasó. Durante la época de las guerras civiles Grecia fue escenario de las luchas entre las distintas facciones romanas que querían hacerse con el poder. En la época Imperial se mantuvo la influencia cultural griega, pero los núcleos de expansión económica de Oriente se polarizaron en las provincias romanas de Asia. Éste período de relativa prosperidad fue interrumpido en el siglo III por las invasiones de los bárbaros. Paralelamente, la sociedad griega evolucionó hacia formas sociales y económicas de tipo feudal.
Grecia medieval
Incorporación de Grecia en el Imperio bizantino,
Desde la división del Imperio entre Arcadio y Honorio (395), Grecia formó parte del Imperio Romano de Oriente o Imperio Bizantino, cuya base cultural fue helénica. Las invasiones de pueblos germánicos y eslavos modificaron la composición étnica de la población. Numerosos pueblos eslavos se establecieron en las zonas montañosas, mientras que los griegos se refugiaron en las costas y en las islas. Estos eslavos fueron lentamente helenizados.
En el siglo VII los árabes se apoderaron de Chipre y Rodas. En el siglo X los emperadores lograron detener el avance de los árabes por el sur, y el de los búlgaros por el norte. Desde finales del siglo XI hasta mediados del siglo XII, los normandos saquearon varias veces las costas. Estas invasiones favorecieron la formación de una sociedad de tipo feudal. Los emperadores, para hacerles frente, pidieron ayuda a la República de Venecia, a cambio de la concesión de una serie de ventajas comerciales. Durante la Tercera Cruzada, Chipre fue conquistada por Ricardo Corazón de León. En la Cuarta Cruzada se fundó el Imperio Latino de Oriente (1204-61) y Grecia fue dividida en una serie de principados controlados por nobles francos. Las luchas entre francos y bizantinos fueron aprovechadas en los siglos XIII y XIV por Venecia y Génova, que se apoderaron de varias islas griegas. La división entre los principados francos favoreció a la aristocracia bizantina, que poco a poco fue recuperando la mayor parte del territorio griego. En el curso del siglo XV, Grecia cayó bajo el dominio otomano.
Desde la división del Imperio entre Arcadio y Honorio (395), Grecia formó parte del Imperio Romano de Oriente o Imperio Bizantino, cuya base cultural fue helénica. Las invasiones de pueblos germánicos y eslavos modificaron la composición étnica de la población. Numerosos pueblos eslavos se establecieron en las zonas montañosas, mientras que los griegos se refugiaron en las costas y en las islas. Estos eslavos fueron lentamente helenizados.
En el siglo VII los árabes se apoderaron de Chipre y Rodas. En el siglo X los emperadores lograron detener el avance de los árabes por el sur, y el de los búlgaros por el norte. Desde finales del siglo XI hasta mediados del siglo XII, los normandos saquearon varias veces las costas. Estas invasiones favorecieron la formación de una sociedad de tipo feudal. Los emperadores, para hacerles frente, pidieron ayuda a la República de Venecia, a cambio de la concesión de una serie de ventajas comerciales. Durante la Tercera Cruzada, Chipre fue conquistada por Ricardo Corazón de León. En la Cuarta Cruzada se fundó el Imperio Latino de Oriente (1204-61) y Grecia fue dividida en una serie de principados controlados por nobles francos. Las luchas entre francos y bizantinos fueron aprovechadas en los siglos XIII y XIV por Venecia y Génova, que se apoderaron de varias islas griegas. La división entre los principados francos favoreció a la aristocracia bizantina, que poco a poco fue recuperando la mayor parte del territorio griego. En el curso del siglo XV, Grecia cayó bajo el dominio otomano.
Grecia moderna
Ocupación otomana
Los turcos otomanos controlaron la Grecia peninsular desde el siglo XV, pero algunas islas permanecieron bajo la soberanía de Venecia hasta el siglo XVIII. Durante la dominación turca, los griegos pudieron conservar sus características nacionales y practicar su religión mediante el pago de un impuesto especial. Los turcos confiscaron algunas tierras para repartirlas entre sus funcionarios civiles y religiosos. En otros casos respetaron las posesiones de los antiguos propietarios. En las costas, los griegos se especializaron en el comercio, y en Estambul formó una potente burguesía comercial que influyó en el Gobierno otomano, llamados los fenariotas (ya que provenían de un barrio estambuliota denominado Fener).
Durante los siglos XVI, XVII y XVIII se sucedieron las insurrecciones de los helenos, que se multiplicaron en los períodos en que Turquía se enfrentaba con alguna potencia europea. En el siglo XVIII la decadencia del Imperio otomano favoreció la formación de grupos de bandoleros y piratas, que se convirtieron en los primeros núcleos del levantamiento nacional. A finales de ese siglo, algunos griegos emigrados organizaron sociedades patrióticas para preparar el alzamiento. Estos emigrados propagaron con éxito en Europa los ideales del nacionalismo griego.
Durante los siglos XVI, XVII y XVIII se sucedieron las insurrecciones de los helenos, que se multiplicaron en los períodos en que Turquía se enfrentaba con alguna potencia europea. En el siglo XVIII la decadencia del Imperio otomano favoreció la formación de grupos de bandoleros y piratas, que se convirtieron en los primeros núcleos del levantamiento nacional. A finales de ese siglo, algunos griegos emigrados organizaron sociedades patrióticas para preparar el alzamiento. Estos emigrados propagaron con éxito en Europa los ideales del nacionalismo griego.
Independencia
Iniciada la revuelta en 1821, la sublevación se extendió rápidamente, y en 1822 la Asamblea de Epidauro proclamó la idependencia. Divididos por luchas internas, los sublevados no pudieron evitar que los turcos, con el apoyo de Egipto, reconquistaran el país en dos años (1826-27); pero las simpatías despertadas en toda Europa por el movimiento nacionalista griego se plasmaron en el Tratado de Londres (1827), en el que Francia, Inglaterra y Rusia proclamaron la autonomía de Grecia bajo la soberanía turca. La destrucción de la flota turco-egipcia en Navarino (1827) obligó al sultán a firmar el Tratado de Adrianópolis (1829), en el que se reconocía lo ya establecido en el de Londres. En esta misma ciudad se firmó en 1830 el protocolo que dio la total independencia, aunque se perdió una parte de la Tesalia.
Después del asesinato de Giovanni Capo d'Istria (1831), las potencias europeas designaron en 1832 rey de Grecia a Otón Wittelsbach, hijo de Luis I de Baviera. Otón gobernó dictatorialmente hasta el golpe de Estado de 1843, que le obligó a conceder algunas libertades formales, aunque mantuvo su gobierno de carácter autoritario gracias al apoyo de Rusia. Depuesto en 1862, Inglaterra logró que la Asamblea griega nombrara a Jorge I, hijo del rey de Dinamarca y cuñado del príncipe de Gales En 1864 una nueva Constitución redujo los poderes monárquicos e instauró el sufragio universal.
El problema de las reivindicaciones territoriales, particularmente el de Creta, fue dominante durante todo su reinado. Después de varias sublevaciones en la isla, el Gobierno griego decidió invadirla, pero la intervención europea dio lugar al Tratado de Constantinopla (1897), en el que se concedió la autonomía a Creta y se encargó de su gobierno al príncipe Jorge de Grecia.
Véase también: Guerra de independencia de Grecia
El problema de las reivindicaciones territoriales, particularmente el de Creta, fue dominante durante todo su reinado. Después de varias sublevaciones en la isla, el Gobierno griego decidió invadirla, pero la intervención europea dio lugar al Tratado de Constantinopla (1897), en el que se concedió la autonomía a Creta y se encargó de su gobierno al príncipe Jorge de Grecia.
Véase también: Guerra de independencia de Grecia
República griega
En abril de 1924, por medio de un plebiscito, el pueblo griego aprobó la adopción de la forma republicana de gobierno. Este régimen se caracterizó por su inestabilidad política y por su ineficacia para modernizar las estructuras tradicionales del país. Al agravarse la crisis económica ocupó de nuevo el poder Venizelos (1928-32), el cual, de hecho, gobernó como un dictador, a la vez que se esforzó por mantener una política de buena amistad con las potencias vecinas. Dimitido Venizelos (1932), se abrió un nuevo período de inestabilidad política, que fue aprovechado por el general Alexander Kondylis para abolir la República (octubre de 1935). Por medio de un plebiscito, Jorge II recuperó la corona, y en 1936 general Metaxas instauró una dictadura de tipo fascista. El periodo del Fascismo Griego duró hasta 1941, año en que Metaxas murió.
Época reciente
Finalizada la guerra civil, se inició un proceso de relativa liberación presidido por el general Papagos, lo que permitió el ingreso de Grecia en la OTAN (1951). A la muerte de Papagos, el rey Pablo I, hermano y sucesor de Jorge II, designó primer ministro a Constantinos Karamanlis quien estabilizó la situación política. Durante este período se llevaron a cabo las negociaciones diplomáticas referentes a la situación de Chipre, cuyas reivindicaciones siempre habían contado con el apoyo griego. En 1962 Grecia ingresó como asociada en el Mercado Común Europeo.